La vuelta.
El tren ha pasado. Se aleja y lleva en el vagón de equipajes estos dos meses de maravilla. Pero ya han pasado y volvemos a lo mismo de siempre. Ya no conoceré a una persona por día, ni me dirán de mi sonrisa. Todo eso se va en el tren, este va cogiendo velocidad cuanto mas lejos esta de la estación, y yo, tonta de mí, digo adiós con un estupido movimiento de mano, mecánico, sincronizado, lento y cansado.
Pero allí estoy mirando como se aleja mi verano, y qué, qué le puedo hacer.
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